Descubre qué es el algodón orgánico como materia sostenible.

Por Cristina Lozano.

¿Por qué la industria de la moda necesita materiales más sostenibles?

En el anterior post aprendimos las implicaciones del concepto de “economía circular” y analizamos la importancia de sustituir el algodón convencional por alternativas de menor impacto. Comenzamos analizando una de esas alternativas: el algodón reciclado;  y hoy continuamos hablando de otra de esas opciones más sostenibles: el algodón orgánico.

No obstante, antes de comenzar con este contenido y dado que este espacio está dedicado a materiales innovadores sostenibles, permitirme que haga un pequeño inciso haciendo un breve resumen del encuentro online de la publicación The Guardian, que tuvo lugar el pasado miércoles 25 de marzo, en el que se debatió sobre los materiales sostenibles del futuro  y en el que participó Kate Fletcher, investigadora y consultora a la que debemos el término de Slow Fashion.

El debate comenzó con la pregunta de por qué la industria de la moda necesita materiales más sostenibles. Kate Fletcher fue la primera en adelantarse a decir que la industria de la moda necesita materiales más prometedores como parte del imprescindible cambio de raíz que debe producirse en sus sistemas, estructuras y prácticas, y que los materiales son sólo el punto de partida de ese cambio.

La industria de la moda necesita materiales más prometedores como parte del imprescindible cambio de raíz que debe producirse en sus sistemas, estructuras y prácticas.

Posteriormente, la moderadora planteó una nueva cuestión en la que preguntaba si los materiales sostenibles pueden competir con la viabilidad y desempeño de los materiales convencionales. Los participantes indicaron que ya se están desarrollando con éxito fibras que suponen una alternativa al algodón tradicional como el cáñamo, el lino, el bambú o el algodón orgánicos, e incluso la ortiga, pero reconocieron que todavía se producen a pequeña escala. Por otro lado, se mencionaron otras fibras alternativas provenientes de alimentos comestibles pero recalcaron que todavía se encuentran en una fase de desarrollo muy conceptual. En los siguientes posts iremos viendo las ventajas, inconvenientes y el potencial de cada una de estas fibras alternativas.

Los participantes también destacaron la importancia del algodón reciclado y su capacidad para contribuir al objetivo fundamental de preservar los recursos naturales; y subrayaron que los avances en el área del reciclado deben centrarse en el reciclaje de materiales pos consumo para que los materiales utilizados puedan seguir reutilizándose indefinidamente de manera que, efectivamente, sea posible cerrar el círculo de la industria de la moda del que estuvimos hablando en el primer post.

Finalmente, señalaron que aumentar el uso de fibras orgánicas como el algodón orgánico es una de las opciones más sostenibles. Esta afirmación nos da pie para comenzar a hablar de una alternativa al algodón convencional que sin duda contribuirá a reducir la dependencia de esta fibra que, como vimos, es la segunda fibra más utilizada (alrededor del 32%) a pesar de utilizar el 25% de los pesticidas, generar el 1% de las emisiones mundiales de efecto invernadero; consumir elevadas cantidades de agua; y tener graves impactos, no sólo sobre el medio ambiente, sino también sobre la salud de los trabajadores y consumidores que se ven expuestos a estas sustancias.

 

El algodón orgánico y su impacto en la dimensión medioambiental de la sostenibilidad.

El algodón orgánico o ecológico (precisar que sólo se puede utilizar el término “ecológico” cuando se trata de algodón procedente de la agricultura ecológica certificada por una entidad independiente) se cultiva en tierras certificadas de forma natural, sin utilizar pesticidas, fertilizantes ni semillas modificadas genéticamente. En lugar de fertilizantes artificiales,  se recurre a prácticas naturales como la rotación de cultivos o el uso de abonos animales; las plagas se controlan utilizando métodos 100% biológicos como insectos autóctonos o mediante trampas de melaza. Se utiliza la tracción animal y el algodón se cosecha a mano para evitar el uso de defoliantes. Por tanto, se trata de una fibra alternativa que permite avanzar hacia la sostenibilidad de la industria de la moda puesto que favorece la conservación de la biodiversidad del terreno donde se cultiva; la ausencia de productos químicos o sintéticos minimiza el riesgo para la salud de los campesinos, evita la contaminación del suelo, del agua y de la cadena alimentaria de las comunidades donde se produce; así como la emisión de gases de efecto invernadero que de ellos se deriva.

Bergman Rivera collage 3

En los últimos años, se han llevado a cabo diversos estudios comparativos que corroboran las ventajas del algodón orgánico frente al convencional. El más reciente es el publicado a finales de 2014 por la organización sin ánimo de lucro Textile Exchange, dedicada a la expansión mundial del algodón orgánico a través de la colaboración directa con las personas que forman parte de la cadena de valor, desde agricultores hasta minoristas. El estudio supuso un verdadero punto de inflexión ya que por primera vez se aportaban datos cuantitativos de los beneficios medioambientales del algodón orgánico frente al algodón convencional. Los datos se obtuvieron en los principales países donde se cultiva algodón orgánico: India, China, Turquía, Tanzania y Estados Unidos, que representan el 97% de la producción mundial de algodón orgánico. Los resultados fueron concluyentes en favor del algodón orgánico, con una menor contribución al calentamiento global (46%), erosión del suelo (26%), consumo de agua (91%) y demanda de energía (62%). A la vista de estos resultados, queda claro que comprometernos con el uso de algodón orgánico también significa asumir el compromiso de mejorar el agua, la tierra y la atmósfera de los que depende nuestra existencia.

Comprometernos con el uso de algodón orgánico también significa asumir el compromiso de mejorar el agua, la tierra y la atmósfera de los que depende nuestra existencia.

El tejido resultante es suave, cómodo, transpirable, e hipoalergénico, ya que la ausencia de tóxicos evita las posibles afecciones de la piel que se asocian al uso de algodón convencional. Siguiendo el informe Well Dressed?, publicado por la Universidad de Cambridge en 2006, en el que se analizaba la toxicidad a lo largo del ciclo de vida de una camiseta de algodón cultivado de manera convencional, el cultivo de algodón orgánico supone una reducción del 93% de componentes tóxicos puesto que en la fase de cultivo del algodón la toxicidad se reduce al 0% ya que no se utiliza componente químico o sintético alguno; y esta ausencia de insumos agroquímicos se traduce en los ya referidos beneficios para el medio ambiente, trabajadores de  los campos y fábricas, personas que viven en las poblaciones cercanas, y consumidores.

De manera análoga, la firma estadounidense Anvil elaboró un estudio en el que comparaba la huella de carbono, es decir,  las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas a lo largo de todo el ciclo de vida (desde que se cultiva el algodón hasta que se convierte en residuo) de 4 de sus modelos de camisetas: de algodón convencional, de algodón reciclado, de algodón ecológico, y una cuarta elaborada de la combinación de algodón convencional y botellas de plástico PET. El estudio concluyó que la camiseta que generaba menos emisiones de efecto invernadero a lo largo de su ciclo de vida era la de algodón ecológico (3,09 kilos), seguida de la fabricada de la mezcla de algodón convencional y botellas PET recicladas (3,29 kilos). En tercera posición se encontraba la camiseta de algodón convencional (3,87 kilos) y, en último lugar, la de algodón reciclado, aunque en este caso hay que precisar que también se tuvieron en cuenta las emisiones asociadas a la primera vida del material. Un dato curioso del estudio es que la mayor parte de las emisiones no se generan ni en la etapa de obtención de materiales (20%), ni durante su transporte (2%), sino en la fase de uso por la energía utilizada en el lavado y secado de la ropa (60%), de ahí la importancia de incidir en los hábitos de consumo de los usuarios.

 

El algodón orgánico y su impacto en la dimensión social de la sostenibilidad.

Otro aspecto fundamental de la sostenibilidad que no debemos olvidar son las condiciones laborales de los trabajadores, muchas veces mujeres y niños, de los campos de cultivo de algodón y las fábricas donde se procesa la fibra. La agricultura orgánica también implica respetar los principios de equidad social y las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Estos principios incluyen promover unas relaciones laborales y unas condiciones de intercambio comercial más justas que permitan a los campesinos llevar una vida digna. El valor añadido del algodón es que se trata de un cultivo comercial que permite a los agricultores del campo vivir de su trabajo. En los últimos años, muchas empresas han puesto en marcha proyectos que contribuyen a desarrollar las pequeñas economías locales donde se llevan a cabo. Un magnífico ejemplo que genera un impacto social real sobre estas pequeñas comunidades es el proyecto de cultivo de algodón orgánico que la empresa Organic Cotton Colours  (FOX FIBRE colorganic) desarrolla en Brasil junto a los más de 450 agricultores y sus familias con los que trabajan conjuntamente, sin intermediarios ni explotación. El proyecto se concibe como una gran familia que aspira ir creciendo año tras año, en el que los agricultores son los propietarios de la tierra que trabajan, y a los que la empresa asegura estabilidad económica al garantizarles la compra de todo el algodón que producen a un precio justo. De este modo, la empresa controla todo el proceso de producción, desde la semilla hasta la distribución final, pudiendo garantizar el origen, calidad y sostenibilidad de un algodón 100% orgánico avalado por la exigente certificación GOTS.

Más de 450 agricultores y sus familias en Brasil forman parte del proyecto de Organic Cotton Colours
Más de 450 agricultores y sus familias en Brasil forman parte del proyecto de Organic Cotton Colours (FOX FIBRE Colorganic).

 

Otros proyectos similares en el cultivo de algodón orgánico son los desarrollados por la empresa Bergman Rivera SAC, que en la actualidad da empleo a 435 pequeños agricultores de Perú, y, ya de mayor envergadura, el que está llevando a cabo la británica People Tree en Gujarat, India, en el que trabajan más de 20.000 agricultores a pequeña escala. Si clicáis en cada una de las empresas podréis conocer un poco mejor estos proyectos.

Hilados de algodón orgánico elaborado por la empresa Bergman Rivera que no necesita ser teñido.

 

Más allá del cultivo del algodón: la importancia de las certificaciones orgánicas en la trazabilidad del proceso de producción.

Sin embargo, no es suficiente que el algodón sea cultivado orgánicamente si después es procesado de la manera contaminante convencional. Por ello es fundamental que en la transformación posterior del algodón (hilatura y tejeduría) no se utilicen blanqueantes o tintes con componentes químicos. Es aquí donde las certificaciones expedidas por entidades independientes adquieren todo su significado puesto que permiten garantizar la condición “orgánica” de la materia prima o, en su caso, del producto final. Ya avanzamos que la certificación GOTS (Global Organic Textile Estandard) es una de más estrictas para los textiles elaborados con fibras orgánicas. La norma garantiza, según sea el alcance de la certificación, que ni las fibras orgánicas, ni los tejidos que con ella se elaboran, ni la prenda terminada ha entrado en contacto con ningún agente químico, y que se cumplen los estrictos requisitos medioambientales y laborales establecidos para su concesión.

Según el informe sobre el mercado de algodón orgánico para el año 2013 elaborado por Textile Exchange, H&M y C&A son las dos principales marcas de moda que desde 2011 lideran el ranking mundial de las diez empresas que utilizan más algodón orgánico (página 14). No obstante, donde confluyen un mayor número de empresas que utilizan algodón orgánico es en el caso de marcas pequeñas cuyos valores se identifican con los principios de la sostenibilidad ecológica y social. Dentro de este grupo, un excelente ejemplo de producción de algodón orgánico lo constituye la colección de chaquetas vaqueras con la que la recién creada firma castellonense Slow Artist acaba de salir al mercado, elaborada en algodón 100% orgánico con certificación GOTS, no sólo en el tejido sino también en el proceso de fabricación.

Chaqueta vaquera de Slow Artist laborada en algodón orgánico 100% GOTS (tejido y fabricación)
Chaqueta vaquera de Slow Artist elaborada en algodón orgánico 100% GOTS (tejido y fabricación).

 

Principales programas para impulsar las plantaciones orgánicas y sostenibles.

Finalmente, al hablar de algodón sostenible, no podemos dejar de referirnos a una serie de iniciativas (pueden o no ser de algodón orgánico) que han surgido para paliar algunos de los efectos nocivos del algodón convencional y que se dirigen a ayudar a los agricultores a implementar mejoras de carácter medioambiental basadas en los principios de la agricultura integrada (rotación de cultivos, selección de variedades resistentes a las plagas, uso muy específico de ciertos productos químicos,…) al tiempo que les permite aumentar sus ingresos. Algunas de las grandes firmas que participan en estos programas son Levi´s, C&A, H&M, Nike o Adidas.

Según el estudio Report of the task force on cotton identity programs, del Comité Consultivo Internacional del Algodón (ICAC, por sus siglas en inglés), en el período 2013-2014 la producción de algodón sostenible de las cinco principales iniciativas (Textile Exchange, Cotton made in Africa (CmiA), the Better Cotton Initiative (BCI), Fairtrade-Cotton y Bayer´s e3 cotton program) que promueven las plantaciones sostenibles a nivel ecológico, social y económico superó por primera vez el millón de toneladas (1,1 millones de toneladas), cifra que equivale al 4,2% de la producción mundial de algodón y que supone un incremento del 19% con relación a la temporada 2011-2012. Sin embargo, a pesar del fuerte incremento de la producción y de la superficie cultivada de algodón sostenible, el porcentaje que representan las plantaciones sostenibles sobre la producción total todavía sigue siendo reducido (un 4,3% del total de la producción y un 5,2% de la superficie cultivada). No obstante, lejos de considerarla una fibra residual, la cada vez mayor concienciación del consumidor por la sostenibilidad y la exigencia de una mayor transparencia en la cadena de suministro, sin duda favorecerá el incremento de la demanda futura de esta fibra que, como se apunta desde la organización Textile Exchange (página 7), es “un negocio en constante crecimiento”.

A lo largo de este post hemos podido comprobar que el algodón orgánico constituye  una alternativa sostenible del algodón convencional. Por ello, es fundamental que diseñadores, empresas y consumidores reconozcan los impactos positivos sobre el medio ambiente y las personas que se derivan de la utilización de esta fibra.  Apostar por el uso de tejidos orgánicos y por procesos de producción que sean lo más sostenibles posibles, son dos elementos clave para avanzar hacia el nuevo paradigma de la economía circular y para tener la oportunidad de cerrar el círculo de la moda sostenible.

Apostar por el uso de tejidos orgánicos y por procesos de producción que sean lo más sostenibles posibles, son dos elementos clave para avanzar hacia el nuevo paradigma de la economía circular.

Espero que os haya resultado interesante el post de hoy. Os espero en el siguiente para seguir conociendo un poco más sobre materiales y procesos sostenibles.

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