Las pequeñas marcas de moda sacan una gran ventaja a las grandes empresas cuando se trata de sostenibilidad, afirma Rachel Kibbe, líder de la campaña de medios sociales #itsnotjuststella.

Publicado por el equipo Slow Fashion Next

NUEVA YORK, Estados Unidos – Hay una solución formada por dos partes para hacer la industria de la moda más sostenible. La primera es lo que los consumidores pueden hacer. La segunda, lo que la industria puede hacer.

En general, el mass market y las casas de moda consolidadas no están haciendo una gran labor en cuanto a la producción con consciencia ecológica, y no importa lo que nos cuenten. Están ejecutando sistemas de producción y modelos de negocio arcaicos y destructivos, y sus políticas de sostenibilidad son, a menudo, un control de daños, con mucho brillo pero poca sustancia.

Mientras tanto, las pequeñas marcas independientes con modelos de producción sostenibles integrados en su ADN, están ampliamente disponibles. Y, a diferencia de las marcas más consolidadas, no tienen que deshacerse de su sistema de producción global o convencer a los inversores de que su dinero se deberá gastar en rehacer el sistema que les ha hecho ricos.

Si los consumidores compraran a la enorme cantidad de marcas de moda no tan conocidas, las cuales han hecho a la sostenibilidad parte de sus modelos de negocio,  estaríamos en camino hacia una solución.

Pero, por supuesto, las pequeñas marcas sostenibles no tienen los presupuestos de marketing adecuados para hacerse tan conocidas como los demás grandes negocios, y la manera de la que compramos ropa es una complicada adicción cultural. Como consumidores, queremos comprar lo que es práctico y familiar,  con los precios desinflados a los que estamos acostumbrados y así poder seguir las tendencias que cambian a gran velocidad.

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                                                                                          Escaparate de una tienda de Fast Fashion

El enfoque unilateral del consumidor-dependiente no es realista, por lo que la industria debe hacer grandes esfuerzos para cambiar, en primer lugar, mediante la adopción de una mirada seria a toda su cadena de suministro, desde la semilla hasta la percha.

El ciclo de producción ideal es un sistema Cradle to Cradle en el que nada se desperdicia y la tierra se deja tal como está, o mejor aún.  Estos no son conceptos nuevos y muchas empresas han estado trabajando en esta dirección desde hace años.

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                                   El certificado Cradle to Cradle para el diseño y la producción sostenible

Algunas grandes marcas de moda han lanzado colecciones cápsula sostenibles, o emplean materiales ecofriendly en algunas partes. Es un comienzo. Pero, en realidad, eso es sólo ponerse al día, y únicamente sería útil si formase parte del plan de toda la cadena de suministros de la compañía. Esas colecciones cápsula diseñadas para apaciguar a un pequeño grupo de clientes informados  son herramientas de green marketing. En esencia, de boquilla.

La única manera de crear un cambio masivo en la industria de la moda, antes de que sea demasiado tarde, sería que empresas consolidadas hiciesen menos prendas, cambiaran la manera de elaborar cada una de ellas y el lugar dónde las fabrican, y hacer que no se estropeen tan rápido.  Emplear el dinero ahora para hacer esos cambios no supondría la quiebra a esas empresas.

The Triple Bottom Line, o triple cuenta de resultados, se ha demostrado, una y otra vez, que no es únicamente para el medioambiente, sino también para el negocio a largo plazo.

 

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Gráfico que describe The Triple Bottom Line

Las principales industrias de la moda deberían imitar lo que las independientes y sostenibles casas de moda hacen desde el comienzo. Estas marcas más pequeñas ignoran el insano y loco ciclo de temporadas, optando por colecciones que se pueden llevar durante todo el año, o que producen una menor cantidad de prendas por temporada. También utilizan fibras recicladas y menos algodón ya que, aunque sea orgánico, gasta grandes cantidades de agua, tierra y mano de obra – optando por Tencel, cáñamo u otras opciones sostenibles. Usan procesos de tinción libres de químicos o sin agua y descartan el uso de materiales sintéticos.

FOTO 3 (1) Lugares de los que proviene el Tencel

Muchas de nuestras prendas, incluidas las elásticas, nailon y poliéster, contienen plástico. Cuando las tiramos, el plástico no se descompone, se queda en la tierra o flotando en los océanos.

La industria de la moda convencional tendría que invertir en la innovación textil, que es el futuro de la moda sostenible.

Incluso después de que la prenda haya sido fabricada, quedan pasos que cumplir.  Las empresas deben esforzarse en producir sus prendas cerca de sus tiendas, ya que las emisiones de CO2 causadas por el transporte de las prendas de todo el mundo es impactante. La industria también debería asumir la responsabilidad de sus residuos mediante el reciclado del textil. Y los consumidores entender que, el cuidado después de la compra de las prendas, también afecta al medio ambiente .

Por último, la industria de la moda debe establecer un sistema de etiquetado, al igual que la industria de la alimentación, explicando al consumidor lo que ha adquirido, y educarse en su búsqueda.

Por desgracia, el modelo de negocio de la industria de la moda está actualmente basado en la proporción de más y más ropa, más y más rápido, con menos y menos dinero.  Estas medidas reparadoras son una molestia para la economía de la mayoría de empresas de moda. Pero sólo se puede conducir un motor hasta que comienza la autodestrucción.

Un sistema que antepone los beneficios antes que recursos humanos y ambientales creados por ellos es, básicamente, insostenible.

Fuente del artículo: Business of Fashion

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