Por María Eugenia Maurello, colaboradora de Slow Fashion Next.

Imagen de portada: Biótico, diseño textil desde Argentina.

Hace poco más de 3 años, Jessica Pullo tomó una decisión que la volvió a determinar; como diseñadora, como profesional, como mujer. Cambió su mirada sobre el mundo. Así de drástico; dejó el trabajo que tenía (con el renombrado diseñador Martin Churba) y emprendió un nuevo camino sustentable. Decidió salirse de la zona de confort que propone la industria de la indumentaria y el textil y fundó su proyecto Biótico, siendo hoy una de las propuestas sostenibles más destacadas a este lado del globo.

El primer clic, la primera “apertura de conciencia” para Pullo, llegó cuando en la facultad le dieron para leer “No Logo” de Naomi Klein, en ese momento algo en ella empezó a cambiar. Luego, continúo con el viaje que hizo al norte de Argentina. Ahí fue donde inevitablemente alcanzó una profunda transformación. Estando en Jujuy, específicamente en la Quebrada de Humahuaca (declarada como  patrimonio de la humanidad), se dio cuenta que era tiempo de hacerse cargo y diseñar en pos del cuidado del medio ambiente, en torno a la preservación de los recursos naturales, animales y humanos. Pullo comenzó a indagar de cero en nuevos materiales para poder diseñar nuevas prendas haciendo foco en la sostenibilidad y puso todo lo aprendido en su tesis final para recibirse en la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de  Buenos Aires pensando en ese proyecto como marco definitorio para su futuro.

La diseñadora explora distintos tipos de materiales para sus diseños sostenibles. Gentileza de Biótico

Hoy, ya empapada de las técnicas y recursos sustentables, uno de sus diseños protagonizó el Mes de la Ciencia y la Innovación Textil que no hizo otra cosa que unir ciencia, diseño y moda en el Centro Cultural de la Ciencia, en Buenos Aries. Lo cierto es que diseñadores y científicos (¡sí científicos!) fusionaron dejando de lado los pormenores y prejuicios que pueden hacer que parezcan distantes  disciplinas que, en el fondo, tienen mucho que ver.

Pullo se unió con el científico Omar Coso (biólogo) para crear un vestido hecho con plástico de envoltorios de queso rallado y de sachets de leche. Así es que ella pudo meterse en el mundo de su compañero creativo para indagar en qué podían aunarse y encontrar respuestas comunes.

 ¿Qué te causo más sorpresa de los puntos en común?

Que el cuerpo humano es un conjunto de pequeñas partes estudiadas por científicos, cuando hacemos piezas con material reciclado también unificamos en un objeto un montón de partes de residuos que están desparramados por las ciudades.

Pullo y el científico Coso se encontraron, entonces, en todo el sentido de la palabra, en la unión de los materiales, en analogías maravillosas, en saber que cuando uno hablaba de unir el otro entendía inmediatamente de qué se trataba y en que ambos trabajan día a día para achicar la brecha de la desigualdad y que empezar por informar es tarea obligada tanto para la ciencia como para el diseño.

Juntos, lograron una trama fuerte, poderosa, que no solo reunió materiales, sino también ligó ideas y que además, y lo más importante, creó una red humana, solidaria. Tal es así que convocaron a la Asociación Laboral para Adultos con Discapacidad Mental (ALPAD) para que sus miembros se sumen a esta aventura textil.


En la Asociación Laboral para Adultos con Discapacidad Mental (ALPAD) explorar y trabajan sobre los materiales seleccionados por Pullo. Gentileza de Biótico

 ¿Cómo definís el proyecto Biótico?

Es art couture hecho con descartes urbanos.  El proyecto busca concientizar a las personas del impacto que estamos generando con los plásticos y también con el consumo desmedido de la industria textil que avanza pero deja muchas personas atrás.

 ¿Qué ves de positivo en los próximos diez años?

Veo que hay mucha conciencia por parte de los usuarios que están empezando a usar alternativas, pero también veo que hay muchísimas personas y que hay muchos intereses económicos en la ropa como bienes de consumo. La verdad es que se necesita más desarrollo tecnológico para textiles sustentables. Pienso empezar a tomar los materiales de descarte y hacer el circuito cerrado para dejar de pensar en que estos productos sintéticos vengan de la industria del petróleo. Ya tenemos bastante plástico para poder abastecernos.

La industria del reciclado no es la solución, nosotros ya venimos con al menos 40 años de plástico encima. Tenemos que hacer algo con eso y también tenemos que desarrollar productos biodegradables. Tenemos que hacer una investigación seria y que lo que se descubra sea positivo para el medio ambiente.

Una de las creaciones de Jessica Pullo hecha con papeles de snakcs y sachets de leeche entre otros materiales. Gentileza de Biótico

En esa búsqueda está Jessica Pullo, en hacer positivo el consumo ya instalado de plásticos y materiales sintéticos y en encontrar el reverso –nunca mejor dicho- para reutilizarlos, darles nuevas formas y hacer productos de diseño como resultado de uniones verdaderas. Que así sea.

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