Todos hemos escuchado alguna vez lo de “nadie da duros a pesetas” y podemos estar seguros de que los dichos populares guardan una gran sabiduría. Es cierto que el consumidor de fast fashion aún cree que comprando camisetas a 5 euros se hace un favor a su bolsillo, pero los que vamos profundizando en estos temas sabemos que no es así; nosotros sabemos que comprar una camiseta a 5 euros, además de tenerte que comprar otra en un par de lavados, significa que hay una niña de menos de 14 años trabajando mínimo 12 horas al día 6 o 7 días a la semana, con lo que esta deslocalización de la industria significa para el empleo local, mientras que todos los residuos químicos tóxicos van a parar a los ríos y a nuestros mares.

Vídeo de la cadena francesa Cash Investigation denunciando las malas prácticas de una gran cadena textil

Estos modelos de negocio de las grandes cadenas, además, solo aportan valor a unas pocas personas que aparecerán después en las revistas de los empresarios más ricos del mundo, mientras que esas fortunas están siendo construidas exclavizando a los trabajadores de la otra cara del mundo y fomentando un hiperconsumo (comprar mucho y barato, usar y tirar…), malgastando los recursos y robándoselo a las próximas generaciones

Afortunadamente existe un consumidor cada día más consciente que aprecia otro tipo de compra cada día más consciente y que encuentra respuestas en iniciativas como el nuevo mercado online cradle to cradlecuyos productos siguen los principios de William McDonough y Michael Braungart, creadores de este concepto. Pero también existe un nuevo consumidor que quizás no sea tan consciente pero que tampoco quiere sentir culpa por su consumo como vemos en el informe Guilty Free de Trendwatching; este nuevo actor busca un nuevo tipo de “consumo libre de preocupación”, o al menos con menos preocupación, impulsado por la búsqueda de un equilibrio entre sus impulsos consumistas y sus aspiraciones a ser “bueno”, pues como sabemos una de las Grandes Necesidades Humanas es considerarse así mismo como “buena persona”. Y los seres humanos se sienten bien consigo mismos cuando viven de acuerdo con sus valores y aspiraciones.

Diríamos entonces que el nuevo lujo es poder comprar un producto con la conciencia tranquila, es decir, un producto que haya sido producido con unos estándares éticos, que esté cuidando el medio ambiente, que respete a humanos, seres vivos y naturaleza.

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Dosa by Christina Kim: Every piece is precious (Imagen: Solar Oven)

Se trata de una nueva definición de lujo que esta calando hondo en el subsconsciente de todos, seguramente por la necesidad de encontrar productos que respondan a nuestras necesidades mas sutiles, las que tienen que ver con hacernos sentir bien y guapos, pero también las que tienen la capacidad de haceros sentir en coherencia con nuestros valores.

La moda ética y sostenible es lujo asequible porque cumple con esos estándares y además su precio, aunque superior al del fast fashion (que sale al mercado sin pagar costes externalizados, es decir, salarios dignos y protección medio ambiental), solo requiere de una revisión de nuestra manera de consumir, entender los efectos que el fast fashion tiene en nuestro medio y en las personas que lo producen y en vez de comprar las 4 camisetas-basura, es decir, de esas de “comprar-usar-tirar”,  comprar una con la que sabemos que estamos contribuyendo a la creación de un mundo mejor.

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Son múltiples los factores que influyen en la sostenibilidad de una prenda, desde la producción de la materia al fin de vida del producto (Fuente: Slow Fashion Spain)

Por eso es fundamental formarse bien, tener todos los conceptos bien interiorizados, y aprender a elegir las mejores alternativas como os ayudamos a hacer en nuestro curso de Introducción a la Moda Sostenible, para poder después ofrecérselas al consumidor con claridad, comocimiento y contundencia; hay que enamorar a este nuevo consumidor, hacerle fan y no solo cliente de la marca, seducirle, conquistarle…hacerle partícipe y hacerle ver que con nuestras marcas puede crear ese mundo que anhela, con un producto exclusivo, que le va a hacer sentir único, de calidad, donde puede conocer la trazabilidad del mismo, muchas veces realizados de manera casi artesanal y donde la figura del trabajador se realza como parte integrante de esta cadena de valor; y por supuesto con un estilo y una personalidad que le harán sentirse especial, contribuyendo a crear una equidad social que nos da alegría, que aporta valor no solo a nosotros mismos sino a más seres humanos. Conseguir crear una experiencia transformadora para el consumidor es la clave, nada que ver con la compra rápida y banal, asociada al hiperconsumismo, en la que el consumidor se percibe así mismo como elemento activo en la creación de valor para su sociedad.

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El verdadero lujo está en creer en lo que llevas puesto, Lifegist

Por ello es fundamental tener estos conceptos claros y transmitirlos bien al consumidor para que sepa que sí hay alternativas, que las estamos construyendo nosotros para crear con él o ella, una relación de continuidad y prosperidad para todos.

Te animamos a apuntarte a nuestro curso online que comienza el próximo 2 de septiembre y si te ha resultado interesante este post te animamos a compartirlo y ayudarnos a difundir nuevos conceptos que van a r-evolucionar el mundo de la moda.

Gema Gómez, además de docente y coach, es la Fundadora de Slow Fashion Spain.

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