Por Nicola Cerantola, Fundador de Ecologing
A veces pasan cosas extrañas, cosas que uno no se espera, colisiones fortuitas que pasan en la vida y cambian el rumbo para siempre. Una de esas, me pasó un sábado de 2007. En la 2, haciendo zapping, encuentro un documental que habla de dos extraños personajes.
Cuentan cosas, estoy a punto de cambiar canal ¡espera!…dicen cosas de sentido común que no había escuchado nunca ¡qué interesante! y sigo, cada minuto, con más curiosidad.
Tengo como la impresión de tener uno de esos dejavú que uno se tienen cuando leemos libros buenos ¡pero si esto es lo que estaba pensando! algo que pasa cuando leemos escritos nuestros pensamientos o nuestra inquietudes, más bien.
Años después, me pongo a escribir sobre este tema, y no puedo evitar de volver a esa noche.
Ese fue mi primer encuentro, con una teoría revolucionaria que hoy en día sigue siendo la base para el diseño sostenible. Desde entonces, quizás, el punto de partida de cualquier debate que he tenido.
Hablamos del Diseño de la cuna a la cuna, y esos extraños personajes eran W. Mcdonough y M.Braungart mientras contaban su visión del diseño, su enfoque descrito en “Cradle to Cradle: rethinking the way we make things” un libro de 2002 (aunque recoge algunas ideas de autores anteriores).
A más de 10 años de su publicación, y con su actualización ya a la venta (The upcycle), sigue siendo una referencia, una lectura muy recomendable.
Pero qué decían estos personajes? ¿de qué va la teoría? La teoría nos hace reflexionar sobre la existencia de dos metabolismos distintos, dos aparatos digestivos. Uno biólogico. Uno técnico (o tecnológico). ¿Cómo? Sí, dos maneras de cerrar el ciclo, de digestionar, de metabolizar materiales, de diseñar productos.
El concepto es sencillo, si el planeta es uno y los recursos limitados, tendremos que devolver lo que cogemos en las mismas condiciones del que lo encontramos o mejor para que esto siga funcionando ¿verdad? Bien, hasta ahora hemos aprovechado del capital natural sin control y no hay posibilidad de ser sostenibles sino cerramos los ciclos de materiales.
El paradigma actual, tan cortoplacista, fruto de un optimismo insensato, ha llegado a su fin y la visión circular (o de la cuna a la cuna) representa hoy en día el único camino que nos queda.
Esto significa que para encaminarnos hacia un modelo verdaderamente sostenible y viable, deberemos hacer que:
– los materiales naturales renovables (fibras naturales como seda, lino, algodón..) se puedan devolver a la naturaleza sin tóxicos para que se composten de manera segura y que aporten sustancias saludables para el entorno;
mientras que:
– los materiales sintéticos no renovables (plásticos, metales, sustancias peligrosas) se mantengan en ciclos industriales cerrados, apartados de la naturaleza, donde se puedan super-ciclar (es decir reciclar manteniendo la calidad original). Es decir puedan vivir una vida tras otra, una especie reencarnación, un samsara técnico. Para poder así garantizar su existencia y disponibilidad en futuro.
La visión de la cuna a la cuna por lo tanto nos invita a respetar y copiar el funcionamiento de la tierra, donde no existen residuos o desperdicio. Todo es nutriente, todo se reintegra de manera segura. Residuo es comida, waste equals food, repetían esos personajes, esa noche.
Esperemos que aquellas palabras que parecían unas obviedades utópicas entonces, lleguen a ser una realidad, la realidad de todos los días. Mientras tanto, apagando la tele y empezando el nuevo libro vamos a descubrir el futuro que nos espera ¡hasta la próxima colisión!
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Imagen: Flickr Will Fuller
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