Por Rubén Matilla, Director Creativo & CEO by MAMMISI.
Aún recuerdo aquel día en el que soñábamos con estar allí. La emoción que nos producía y a la vez su lejanía. Pensar en tener nuestra propia marca de moda sostenible y que algún día pudiésemos llevarla hasta el Ethical Fashion Show de Berlín.
Cuando nos lo propusieron a través de AMSE (Asociación de Moda Sostenible de España), se produjo una mezcla de ilusión y nerviosismo. Saltaron todas las alarmas. Esa mezcla de emociones contradictorias que se siente cuando tienes una cita con la persona que te gusta. Deseas con todas tus fuerzas ir pero siempre se vive acompañado de un pequeño nerviosismo interior. Berlín requiere llevar los deberes muy bien hechos.
Ya teníamos día y hora para nuestra cita y queríamos sacar lo mejor de nosotros mismos para mostrar nuestro trabajo con total transparencia, sin complejos, y sabiendo transmitir el mensaje por el que estábamos allí.
Llegó el día. Ya estábamos a 16 de enero. Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo ¿verdad? Con la mirada de aquel niño soñador iba descubriendo y maravillándome con todo lo que nos rodeaba. Quería disfrutar de la experiencia al máximo.
Lo primero que nos encontramos fue una enorme nave de dos plantas llena de marcas con diseños sostenibles y estilo de la cual MAMMISI ya formaba parte. ¡Que ilusión! La curiosidad me empujó a recorrer cada rincón y conocer las marcas que estaban allí. Diseño, calidad y sostenibilidad siempre con propuestas muy bien definidas y presentadas. Si tuviera una tienda tendría un grave problema ya que no sería fácil decidirme con cuál de ellas volvería a casa.
También vimos el importante papel que la tecnología va a tener en la moda próximamente. Había realmente cosas muy interesantes, pero quizá lo que más me llamó la atención, fue cuando vi una chaqueta con USB incorporado. No tenía ni idea de su utilidad. Lógicamente mi curiosidad ya no me dejaba irme sin saberlo, así que pregunté. Me explicaron que se trataba de “nanotecnología” incorporada a la ropa para poder graduar la temperatura, ¿no es alucinante?
La sala donde se daban las charlas estaba siempre repleta de asistentes y con mucha gente alrededor de pie. Había una zona amplia con sofás modernos tipo puff de los que una vez que te sientas en ellos en difícil encontrar el momento de levantarse. Y al lado, la pasarela. Es impresionante ver la capacidad y el estilo que tienen para la escenografía. Realmente es un espectáculo de esos que si pudieses intentarías no pestañear para no perderte ningún detalle del desfile.
Llegaba nuestro turno y durante los tres días recibimos visitas de diferentes profesionales del sector. Diseñadores, blogueros, estudiantes y tiendas. Estás últimas eran el gran jurado en nuestra aventura. Llevábamos una propuesta diferente. Un concepto muy personal y vimos que causaba interés y curiosidad.
Sentíamos cada vez más que estábamos en el lugar adecuado y él nos devolvía pequeños guiños indicándonos que era cuestión de tiempo que se produjese el encuentro. Ya nos habían comentado que el mercado alemán por muy arraigado que tengan en su cultura la sostenibilidad, necesita su tiempo. Les gusta conocerte y no suelen producirse las primeras compras en la primera edición como norma general. Así que solo quedaba relajarse y disfrutar cada vez más con el ambiente impregnado por el ritmo más Slow.
Esto último fue una de las cosas que más me llamó la atención. Por fin sabía lo que significa realmente el término “Slow Fashion” más allá del ritmo con el que producimos nuestras prendas. En la feria cada uno tiene claro su misión y comprende y respeta los tiempos dejando que todo fluya. Se toman el tiempo necesario para conocer tu marca y satisfacer sus inquietudes. Necesitan conocer bien el qué, cómo y quién está detrás para enamorarse.
A nuestro stand se acercaron distintas tiendas de países diferentes. Fue algo que no preveíamos y nos sorprendió para bien. Seguramente al ser la primera vez que asistía a una feria de este tipo no sabía de su magnitud. Rápidamente me puso en la situación real que estaba viviendo. Estaba en uno de los escaparates de referencia a nivel internacional.
De Bélgica, Dinamarca, Países Árabes y Alemania son los lazos abiertos que han querido mantener un punto y seguido junto a nosotros. Será cuestión de tiempo ver cuáles de ellos han venido para formar parte de nuestra historia.
Toca hacer la maleta de nuevo y lo hago con una inmensa satisfacción. Pase lo que pase a partir de ahora, ya lo viví. Y tanto el aprendizaje como el camino recorrido se quedarán para siempre conmigo.
Ahora, desde la distancia, analizo la situación y me encuentro con un balance muy positivo personal y profesionalmente. Soy de los que piensa que los balances no pueden reducirse solamente a números.
Igual que en los viajes, cada destino necesita su tiempo para conocerlo a fondo. Madurar para poder reforzar aquellos puntos donde no te sentiste tan cómodo. Tenemos que ir evolucionando constantemente para avanzar. La moda sostenible no es un destino, sino el camino que hemos elegido seguir.
Yo lo hago abriendo una nueva página en blanco mientras espero a que llegue la próxima edición para estar de nuevo allí y tener un nuevo capítulo que contaros.
* Las imágenes de este artículo son vía las marcas de nuestro #DirectorioSFN; Mammisi y La Higuera de Grazalema.
-Las ideas y opiniones de este post pertenecen a su autor/a. Slow Fashion Next no se responsabiliza de los contenidos-
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