Por Alice B. Schuch, colaboradora de Slow Fashion Next y profesora de nuestro curso online “Economía Circular en la moda y Nuevos Negocios de Moda“.

Foto de portada: Gafas de sol Pierre Cardin.

Normalmente, cuando pensamos en moda, pensamos en las tendencias de colores, formas, telas, pensamos en la magia y en el show. Y en ese contexto, la palabra economía nos puede parecer casi un bicho de siete cabezas, algo asombroso, algo que definitivamente no va de la mano. Pero no debe ser así – la moda es un negocio gigantesco que mueve más de 1 trillón de dólares en la economía todos los años, y que, lamentablemente, tiene una huella ambiental y social impactante. Para lidiar con eso, debemos dar color a la moda, ¡sí!, con el termino economía circular, chequeando de cerquita su concepto y aplicación.

Muchos suelen pensar que la economía circular habla solamente de reciclaje. Pero no es solo eso, aunque es un tópico importantísimo – en un estudio de la Fundación Ellen MacArthur, referencia global en economía circular, se verificó que, en Europa, el reciclaje de materiales y la recuperación de energía a base de residuos, captura sólo el 5% del valor bruto del material original, suponiendo un gran margen para su desarrollo. La economía circular es mucho más rica y nos puede sugerir otros ejemplos de cómo diseñar, producir, comercializar y usar moda de forma más responsable y sostenible.

La definición de la Fundación Ellen MacArthur dice que: la economía circular es reparadora y regenerativa por diseño, y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento. Pero ¿qué es eso?

Inicialmente, es decir que nosotros, como diseñadores o dueños de negocios textiles y de moda, debemos diseñar productos ya pensando en su “final” – el momento en que ese producto no será más utilizado – para poder permitir su retorno seguro al próximo ciclo – sea a la naturaleza o al ciclo productivo. Un producto hecho con fibras recicladas, pero que, debido a su composición textil, por ejemplo, no permite el reciclaje futuro o el retorno de las fibras naturales a los ecosistemas de forma segura, tiene un problema de diseño. Es un producto reciclado, tiene sus puntos valiosos en el largo camino de la sostenibilidad, pero no fue pensado de forma reparadora o regenerativa en su comienzo.

Además de pensar en el diseño, la economía circular nos trae el concepto de la extensión del ciclo de servicio de productos, componentes y sus materias. Digo ciclo de servicio y no ciclo de vida, pues hay muchos productos que tiramos que aún no “murieron” y pueden perfectamente continuar sirviendo su propósito (como aquella prenda de última moda que compramos el mes pasado y que ahora ya no nos gusta).

Entre modelos de negocios que aplican esa idea de extensión, están los que promueven el compartir, reuso, reparación, y re-fabricación.

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Redesign de prendas divulgada en los años 40

Para mí, el punto más interesante en esto es que no se trata de actividades innovadoras o disruptivas, visto que nuestros antepasados las hacían en su día a día. Se trata de actividades olvidadas, tragadas por el “progreso” sugerido por la Revolución Industrial, y actualmente inexploradas, pero que tienen un potencial increíble de extensión de valor.

A cada oportunidad de reutilización de un producto, su componente, o materia, reducimos su impacto ambiental inicial por la mitad, reducimos inversiones en la producción de nuevos ítems, disminuimos la necesidad y dependencia de nuevos recursos – así como evitamos la exposición a su volatilidad de precios, reducimos consecuentemente las emisiones de gases, y eliminamos un volumen inmenso de descarte, además de promover nuevos puestos de trabajo visto que son actividades intensamente manuales.

Creo que Suecia, por ejemplo, no propondría una nueva ley que reduce las tasas de impuestos de las reparaciones – desde 25% hasta 12% – salvo que vean una oportunidad increíble de creación de valor para la sociedad, la naturaleza y su economía nacional.

Las tiendas de segunda-mano, aunque estigmatizadas por muchos, es otro ejemplo importante en la circularización de la Moda. El uso de innovaciones tecnológicas y la facilidad de conexión vía internet es su modelo más actual. Revender nuestra ropa usada en un sitio web, o en eventos coordinados y divulgados en redes sociales, son cada día más frecuentes.

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Tienda de Reparación de Nudie Jeans

Pensar en economía circular esta de moda, pero no es una tendencia pasajera. La economía circular, su aplicación en diseño y sugerencia de nuevos modelos de negocio utilizando de forma más amplia y eficaz la posibilidad de conexión y diseminación a través de la tecnología digital, es una necesidad. Estar consciente de los impactos negativos de la moda y absorber el concepto de circularidad en nuestros Diseños y Negocios es un paso fundamental para tornarnos “future-proof”.

Referencias:

· Estudio Towards a Circular Economy

· Libro The Upcycle: Beyond Sustainabiliy-Design for Abundance de McDonough y Braungart, 2013.

* En el curso “Economía Circular y Nuevos Negocios en Moda” en Slow Fashion Next que imparto, se ofrecen herramientas prácticas para aplicarlas a tu proyecto circular. Forma parte de nuestros cursos en moda sostenible que ofrecemos en Slow Fashion Next.

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