Por  Nicola Cerantola, Fundador de Ecologing

¿En serio? ¡Wow! Sí, el futuro ya está aquí.

No sólo en moda, sino en la manufactura de muchos otros productos, incluso alimentos u órganos, se está popularizando y democratizando el acceso a la fabricación por impresión 3D. Es retador prever cómo tecnologías como la impresión 3D revolucionarán la vida de millones de personas, es asombroso y quizás inquietante, si nos dejamos llevar por visiones Orwellianas.

Pero antes de seguir “volviendo al futuro”, quiero explicar más en detalle qué es la impresión 3D y por qué está teniendo tanta repercusión.

Empezaré con su función, para luego entrar en cómo funciona y ádonde puede llegar en los próximos años, y sobretodo por qué hablamos en términos de sostenibilidad que es lo nuestro.

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Dedales realizados en 3D

Su función es transformar un diseño virtual, en tres dimensiones (3D), en un objeto real, enviando directamente desde un ordenador toda la información necesaria a una máquina (impresora) que va depositando cierto material (normalmente diferentes tipos de plástico, pero ya hay más tipos) para crear la forma y/o estructura representada en la pantalla del ordenador.

Las potencialidades que libera esta tecnología son múltiples, por ejemplo, es posible diseñar, testear y rediseñar el producto que se ha estado imaginando, hasta llegar a la versión final optimizada.

Otra ventaja es que los costes del prototipo son enormemente más bajos de lo que había sido hasta ahora en la producción industrial, es decir eliminar troqueles, moldes, maquinarias especiales que hacían de “pocas unidades” una barrera tremenda económica a la hora de lanzar un nuevo producto.

Pero, ¿qué tiene que ver la moda? ¿cómo va a afectar estás novedades, a un sector más conservador con respecto a la electrónica u otros? Bueno, la moda, o mejor dicho la moda sostenible, que es lo que nos interesa, encuentra un potencial tremendo en la impresión 3D. El imprimir localmente colecciones de pocas unidades, bajo pedido y casi instantáneamente no será un locura, digna de la más extrovertida famosa ricachona, sino algo al alcance de muchas!

¿Imposible? Vale, venid conmigo, nos vamos al futuro, un par de años adelante…¿2015? ¿2016?

¿Veis esas tiendas pié de calle? …allí es donde se fábrica y venden las prendas hoy en día.

Estamos de cara al verano (como se nota, las ganas de calorcito, en febrero… 😛 ) y necesitáis un bañador nuevo, uno que os siente bien de verdad, que respete vuestras formas y que las revalorice.

Entráis, y acercando algún dispositivo (un smartphone o una pulsera) váis a poder pedir vuestra prenda y en pocos minutos la tenéis. La probáis, está perfecta, suave, resistente y increíblemente proporcionada.

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3d bikini

Digo vuestra, porque se habrá diseñado especialmente para vuestras dimensiones antropométricas (la antropometría es la ciencia que estudia y mide la forma y las dimensiones del cuerpo humano), para vuestra manera de ser y gustos. El bañador hecho de un polímero, sin tóxicos, os quedará genial, y estaréis listas para lucir en las próximas vacaciones ¡con el mejor bañador que vuestra amiga diseñadora (o vosotras mismas) ha diseñado para vosotras!

Todo esto, desde un punto de vista, de sostenibilidad, tiene aspectos interesantes, puesto que habrá una vuelta a la “localización” de los centro de producción, la reducción de los defectuosos o de las tallas invendidas, el potencial de super-ciclaje (ver post anteriores) y re-impresión de un nuevo producto al romperse el viejo, circularizando el negocio…es decir, el potencial de mejora ¡es abrumador! Hablamos de nuevos modelos, nuevas formas de consumir y crear, de manera sostenible.

Y volviendo al veranito (uy..), además de bañadores, se podrán ir imprimiendo gafas de sol, bolsas, complementos e incluso ¡zapatos! ¡Sí, zapatos! Imaginad…nada de ampollas o vueltas por la noches descalzas!

Como dije ¡el futuro ya está aquí! 🙂

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