Roberta AA se sienta en el sillón frente al escritorio. Es muy temprano. Adora madrugar los fines de semana cuando el silencio es irreal y donde cualquier sonido supone un sobresalto. Aproxima la mirada lentamente a la pantalla del ordenador y comienza a ordenar sus ideas. Sin apartar la mirada de la pantalla agarra la taza y se lleva el café a los labios, ya está frío. Levanta la barbilla y abandona la mirada en el espacio, sin ver nada concreto, los ojos vueltos hacía el interior, hacía el cajón de sus recuerdos mentales. Ayer regreso al magnífico documental sobre el futuro de la ropa The next black, protagonizado por personas que están escribiendo el futuro de la industria textil y han convertido su atelier en un laboratorio.
Los nuevos diseñadores trabajan rodeados de ordenadores y tienen un aire de científicos que desean reformular la moda. Las nuevas tecnologías, las cuestiones de sostenibilidad y las ideas de gente innovadora van a transformar nuestras prendas. En The Next Black ha conocido a diseñadores, innovadores y personas responsables de definir el futuro de la ropa que nos pondremos. Este documental no trata de las novedades o tendencias, sino que va un paso más allá para analizar el futuro del sector. La moda hoy es un cocktail preparado a base de impresoras 3D, biomateriales, biología sintética, nanotecnología, ingeniería genética, clonación, microbiología, robótica y arte. Un combinado, mezclado pero no agitado, en el que la guinda son valores como la sostenibilidad y la recuperación de la artesanía. Llegan lo tiempos de la innovación y la imaginación, donde se trazan nuevos caminos éticos y estéticos.
La moda: un laboratorio sostenible
Alumbra una nueva industria, que a decir de alguno, puede frenar el consumismo. Igual que en otras décadas, muchas mujeres se lanzaron a comprar una máquina de coser para diseñar sus propia ropa, en no muchos años tendremos la posibilidad de hacer nuestra propia moda con impresoras 3D. Una nueva forma de diseñar, una revolución industrial que surge gracias a la imaginación y la tecnología y que es consciente de la necesidad de cuidar al medio ambiente y la producción. Roberta se encamina a una gira por estos nuevos ateliers de moda que guardan más similitudes con los laboratorios que con los tradicionales talleres de costura.
Proyectos con aire futurista, en beta, como las propuestas de la diseñadora e ilustradora Eugenia Alejos, una apasionada de la tecnología, los tejidos innovadores y las nuevas técnicas que puede emplear la moda. Pero si hay una propuesta fascinante es la de Suzanne Lee. En su proyecto Bio-Couture, cultiva la ropa en un laboratorio. La diseñadora inglesa produce prendas de celulosa mediante un proceso de fermentación de residuos orgánicos. Lee ha creado una mezcla de té verde, azúcar, bacterias y levadura que tras un cultivo de dos semanas, para su crecimiento, produce una especie de cuero vegetal. La tela se coloca en un molde con el que se confecciona una prenda. Suzanne Lee se inspiró en la bebida milenaria china Kombucha, elaborada a partir de té, azúcar y una colonia de microorganismos que la fermentaban y le proporcionaban su particular sabor ácido.
Otra investigadora y diseñadora Carole Collet, integra moda y agricultura gracias a un proceso de morfogénesis. En Biolace Collet reprograma la estructura celular de sistemas vegetales, para que surjan plantas híbridas que producen una especie de encaje con sus raíces entrelazadas. Biolance mezcla la producción de alimentos con la producción textil. Marieka Ratsma diseña zapatos de formas orgánicas, inspirados en el paísaje urbano de Boston y en los árboles de la ciudad. “Pienso que el futuro del diseño puede sorprendernos cuando hay contraste, y cuando la artesanía y las nuevas técnicas se conjugan”, dice Ratsma.
Roberta se topa con una artista visual especializada en bioarte, Anna Dimitru. La creadora sueña con crear un vestido viviente. Ella y un grupo de artistas, doctores y científicos dieron con una nueva forma de diseño textil a través de la crianza de microorganismos. En el proceso utilizaron microbios encontrados en lugares públicos que usaron para teñir hilo de seda con el que crearon patrones de bordados a partir de imágenes microscópicas de las bacterias y los diseños históricos Regency. Los bordados se colocaron en una gigante placa Petri con productos de supermercado, y las bacterias crecieron. El vestido que resultó fue pasteurizado para detener el desarrollo de los microorganismos.
Representantes de la fashion-tech como Anouk Wipprecht y Daniel Schatzmayr en su proyecto Technocouture, crean estética a través de la tecnología, como el Spider Dress, una pieza que, además de mostrar diferentes movimientos sobre el cuerpo de quien lo viste, protege a su usuario de situaciones inesperadas como el acercamiento de algún extraño. Dicen que el cuerpo puede transformarse en un escenario en el que la vestimenta es el actor principal.
Iris Van Herpen es hasta ahora una de las creadoras de moda más vanguardistas que hacen uso de la impresión en 3D. Desde sus inicios en esta técnica la diseñadora ha establecido colaboraciones con arquitectos o especialistas para llevar a cabo la fase de modelamiento. Y siguiendo este recorrido no puede dejar de pensar en la arquitecta del cuerpo Lucy Macrae obsesionada con explorar las relaciones entre moda, diseño, arquitectura y tecnología. En su proyecto “Swallowable Parfum” fusiona el mundo farmacéutico, cosmetológico y la moda, creando una pequeña cápsula de perfume capaz de generar una fragancia genéticamente única a través de la piel. Perfume que ingerimos y que viaja del interior de nuestro organismo al exterior de nuestra piel.
Y para finalizar este breve viaje hacía la moda que será, la empresa británica Studio XO, responsable de algunos de los trajes que lucen estrellas de la canción como Lady Gaga o Black Eyed Peas. Nancy Tilbury es la diseñadora creadora de Studio XO junto con Benajmin Males. Ellos son responsables de un vestuario inteactivo que emite luz soncronizada con las coreografías o que fabrica pompas de jabón. Creen que en el futuro nuestros vestidores serán más lígeros pero no por ello perderemos el gusto por la moda.
Sumérgete en el mundo de la moda sostenible con Slow Fashion Next. Descubre cómo la creatividad y la conciencia se fusionan para impulsar un cambio positivo en la industria, explorando nuevas formas de vivir y consumir la moda de manera responsable. Únete a nosotros en este viaje hacia un futuro más consciente y comprometido con el medio ambiente.