El porqué del “Natural Thinking”.

Por Santi Mallorquí, CEO de Organic Cotton Colours.

En este artículo seguiré cronológicamente las experiencias vividas para concretar el proyecto OCCGuarantee de Organic Cotton Colours. En el primer artículo conté como aparecieron obstáculos a resolver  después de hacerme cargo de la empresa, el principal es que vimos la imperiosa necesidad de ir a buscar donde íbamos a obtener nuestro preciado algodón orgánico.

A finales del 2011 volví de visitar a Sally Fox en California, motivo por el cual etiquetábamos con la marca Fox Fibre Colorganic y en ese momento supe que tendríamos que crear nuestro propio proyecto para obtener algodón orgánico colorido.

La primera feria internacional a la que asistí fue la Biofach en Nurenberg en febrero de 2012 y, a pesar de que no era una feria específica de producto textil, tuvimos muy buena acogida y vimos el potencial de nuestros productos.

El caso es que, entre los visitantes, estaba un empresario Indio que se estuvo interesando por todo lo que hacíamos, hasta tal punto, que nos pidió venirse con nosotros de vuelta a España! yo le dije que íbamos muy apretados con todo el material aunque continuo insistiendo… y finalmente se vino con nosotros!  Me acuerdo que en una curva pronunciada se quedo totalmente cubierto de cajas y folletos… fueron 1850 km que cubrimos en más de 16 horas al volante, cuando llegamos a Palamós a eso de las 9,30 de la mañana nos fuimos directos a la cama y al día siguiente empezamos a concretar nuestro viaje al Sur de la India donde él tenia empresas y contactos para ayudarnos a establecernos allí.

Así que en junio de 2012 allí estábamos Ángel Sánchez, fundador de la empresa, y yo viajando por primera vez al gran país asiático del algodón con todas las ilusiones y un sinfín de incógnitas por resolver. Cogimos un avión hasta Chennai y un vuelo interno hasta Coimbatore, el aeropuerto de esta ciudad que nos dejó impactados por su deterioro y precariedad, definitivamente habíamos llegado a destino.

Allí nos esperaba un señor que no conocíamos y que no hablaba inglés para llevarnos de ruta hacia Tirupur. Hicimos una parada en unos campos de algodón orgánico para ser partícipes del proceso de siembra y allí estaba un hombre que con una pala iba labrando las zanjas y vimos que le faltaban varios dedos de los pies, por dios pensé. Mas tarde vino otro señor que si hablaba un poco inglés y con aspecto de no labrar campos aunque dudo siquiera que fuera el propietario de los terrenos.

Se trataba de una gran extensión preparada para el cultivo intensivo de algodón orgánico. Esa noche fuimos invitados a cenar en casa de nuestro anfitrión, quién nos contó las posibilidades que teníamos en la región a nivel de manufactura y acabados…sabía que solo queríamos el algodón orgánico colorido y esa misma tarde nos lo enseño. En su casa tenía varias balas de color marrón y unas plantas ya crecidas en el jardín, aunque como nos contó, estaba en fase experimental después de 13 años de estudios con agencias del gobierno y distintas universidades. Me parecía que estábamos en el lugar apropiado con la persona que podía asistirnos en nuestro objetivo común.

En los días siguientes nos llevaron a visitar varias mega factorías de tinturería, manufactura y entre ellas una fábrica que recolectaba botellas de plástico de las calles para hacer hilo de poliéster reciclado. Fue toda una experiencia ver el proceso de lavado, triturado y fundición de los envases. Un proceso no muy sostenible y que solo consigue aprovechar el 30% del material necesario para producir un nuevo hilo sintético con las óptimas propiedades físicas para poderlo tejer. Hoy es la fibra sintética con más proyección dentro del mundo de la moda “sostenible” lo que no deja de generar controversia entre los detractores de este tipo de procesos.

Sabíamos que su empresa estaba trabajando para importantes clientes internacionales y en concreto una conocida marca de centros comerciales en Suiza donde servía artículos realizados con algodón orgánico con la certificación GOTS y FairTrade, por lo tanto teníamos la confianza de saber que, supuestamente, estábamos en buenas manos.

Por fin entramos ya a negociar las condiciones del servicio que nos quería prestar, pero nunca tuvimos claro que tipo de relación tenia él con los agricultores o con los propietarios de los terrenos. Si bien, al principio se hablo de cantidades de algodón y al precio que nos lo ofrecía…inesperadamente el penúltimo día en la ciudad de Tirupur nos ofrecieron quedarse con un 30% de los beneficios de nuestra empresa a cambio de obtener TODO el algodón que precisáramos sin pagar un solo centavo.

Toda esta situación la vivimos de manera muy extraña, no teníamos previsto recibir semejante propuesta y tuvimos que decidir rápidamente.  Al día siguiente después de darle bastantes vueltas aceptamos sus condiciones pensando en el gesto de confianza que mostraron hacia nuestro proyecto, pero sinceramente habían muchas cosas que no llegaba a comprender.

Al día siguiente viajamos en coche hasta la ciudad de Cochi, unos 400 km que hicimos en unas 7 horas, por carreteras rurales y travesando la preciosa zona de Kerala con un paisaje verde muy intenso que contrastaba con el que vimos en la zona de Tamil Nadú aún hoy lo recuerdo como el viaje más peligroso que jamás haya realizado. Mucha densidad de tráfico pesado, carreteras estrechas, en mal estado…y aún así continuamente se producían adelantamientos al límite entre la vida y la muerte, eso sí tocando el claxon sin parar como atenuante.

Ya de vuelta a casa, no parecía un mal trato, aunque yo seguía con una extraña sensación de incomodidad. La realidad fue que en el siguiente mes ya perdimos toda comunicación por supuestos motivos de salud y a partir de ese momento todo se volvió enteramente gris oscuro… así que después de la experiencia vivida decidimos buscar otros países.

La conclusión de lo vivido en India me hizo pensar, y mucho, en como quería que fuera el proyecto OCCGuarantee. En ese momento, y con mi corta experiencia en el mundo del algodón, sabía que necesitábamos tener el trato directo con el propietario de las tierras, nada de intermediarios o empresas vinculadas.

Quiero resaltar, que esta fue nuestra “única” experiencia en la India y hoy sé de otros proyectos que aportan un valor real en la economía local como “Chetna Organic” el cual hace partícipes distintas marcas entra las que está Skunkfunk para promover el cultivo orgánico a través de agricultores familiares.

Según los últimos resultados de Textile Exchange en el Organic Cotton Market Report de 2016, India produce el 66,90% de toda la producción mundial, lleva un par de años descendiendo cuota por los nuevos países emergentes aunque también porqué el precio que se paga por el algodón orgánico casi iguala al convencional, de ahí que muchos agricultores escojan o se planteen otro tipo de cultivos orgánicos donde puedan obtener más ingresos.  Y por lo que sabemos, aún hoy, no existe producción alguna de algodón colorido en el país.

Así que nunca podía ser nuestra opción de futuro dado nuestro firme compromiso de seguir “solo” trabajando con colores naturales de la planta del algodón, prescindiendo del proceso de tinte y acabados.

No existen muchos países que tengan este tipo de semillas y tampoco abundan los agricultores que las cultiven sabiendo de su escasa o nula demanda, además hay que añadir su poca productividad en comparación con otras semillas de color crudo mucho más testadas.

En definitiva, seríamos capaces de encontrar solución a nuestras necesidades?

En el próximo artículo os lo cuento con todo lujo de detalles 😉

 

* A continuación compartimos el acceso directo a los 6 artículos que forman esta fantástica serie:

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