La impresión 3D tiene implicaciones significativas para las prendas de lujo, calzado y bolsos, así como para joyería, relojería y gafas, sostiene Pascal Morand

Publicado por el equipo Slow Fashion Next

Foto de Portada: La diseñadora Iris van Herpen ha sido pionera en el uso de la impresión 3D en la alta costura

PARIS, Francia – La impresión en 3D nació en 1980 y, durante este tiempo, ha sido utilizada para el “prototipo exprés”. Ahora, la tecnología está avanzando de forma exponencial y se emplea para la fabricación de productos terminados incluyendo artículos de lujo y moda. Varias razones explican este avance, desde la expiración de patentes relevantes, hasta el progreso en materiales científicos y software.

Hoy en día, es fácil escanear un objeto, convirtiendo átomos en bits, para después imprimirlos y convertir esos bits de nuevo en átomos. El diseño digital también ha avanzado a pasos agigantados.

Desde el momento en el que desde niños hacemos castillos de arena, estamos acostumbrados a la fabricación sustractiva mediante la cual se rellena un molde para crear un objeto. La impresión 3D es lo contrario, la fabricación aditiva, donde capas muy finas del material se superponen de acuerdo con un diseño digital hasta el punto donde finalizan la construcción de un objeto distinto.

Las tres tecnologías principales aquí son:

  • El modelado por deposición fundida (FDM), donde el material pasa por una boquilla y así va formando diferentes capas de filamentos fundidos que van una tras otra y siendo la temperatura de 200 grados centígrados. FDM es el método más conocido comúnmente.
  • El segundo método es la estereolitografía (SLA), donde un polímero líquido se deposita en una bandeja y se solidifica, de nuevo capa por capa, bajo el efecto de una luz irradiada por láser ultravioleta que barre la superficie.
  • El tercer método más conocido es la sinterización de polvos (SLS), que consiste en calentar de nuevo esos polvos con una fuente de láser de manera que se aglomeren mediante un depósito de capas sucesivas en una plataforma.

“La impresión 3D no es nada menos que una nueva revolución industrial que tiene el potencial de innovación más importante de los modelos económicos”

En la moda y el lujo, la tecnología más preciada es la estereolitografía la cual permite el mejor tratamiento de la superficie, aunque también conduce a una cierta fragilidad al objeto y la sinterización de polvos que se beneficia de mejores propiedades mecánicas.

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Gafas personalizadas impresas en 3D

En general, la impresión 3D adapta mejor los materiales duros que los blandos, y formas geométricas mejor que formas orgánicas. Esta es la razón por la que las firmas de lujo, donde dicha tecnología está más extendida, es en joyería, gafas y relojes.

Las gafas, en particular, se han apoderado del potencial de la impresión 3D para ofrecer a los consumidores monturas customizadas (con la impresión 3D el precio de cada artículo producido equivale al coste de producción de 10.000), y se está estudiando la posibilidad de hacer lo mismo con otros componentes ópticos. Mientras tanto, los relojeros están produciendo cada vez más componentes con impresión 3D.

Aunque los tejidos tradicionales y de punto son en sí tecnologías adicionales, el uso de la impresión 3D en las prendas también está avanzando. Pero los materiales blandos, incluyendo el bordado y el encaje, también se pueden desarrollar mediante el uso de TPU (poliuretano termoplástico) y otros polímeros como la poliamida.

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Yuima Nakazato Otoño/Invierno 2016

En cuanto a los diseñadores de moda, Iris van Herpen ha allanado el camino, seguida por otros diseñadores como Yuima Nakazato que esta pasada temporada presentó objetos incandescentes de origami unidos entre sí a través de la impresión 3D.

Y el futuro es aún más prometedor como las nuevas tecnologías que están emergiendo, haciendo posible la impresión de prendas sin costuras o la mezcla de materiales. También es concebible imaginar máquinas que combinen tejidos con la impresión 3D.

La impresión 3D también tiene implicación en calzado y bolsos, incluyendo hebillas, por supuesto, pero que van mucho más allá. Las principales marcas de deporte, así como la creación de empresas, han impulsado la innovación en este campo desde suelas en impresión 3D perfectamente moldeadas, hasta bolsas customizadas a menudo combinando las técnicas tradicionales y nuevas, así como materiales naturales y sintéticos.

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Zapatos de la colección Otoño/Invierno 2015 de Iris Van Herpen

Pero no se equivoque, la impresión 3D no es nada menos que una nueva revolución industrial que también tiene un gran potencial para la innovación más importante en términos de modelos económicos, no menos importante por la producción bajo demanda.

Una vez dicho esto, copiar es cada vez más fácil y la propiedad intelectual es uno de los mayores retos a superar. ¿Cómo se pueden distinguir una escultura de Rodin y su idéntica reproducción?.

Además, no debemos perder de vista el problema de la productividad ligada al tiempo dedicado a hacer el objeto: la impresión 3D de un pequeño objeto complejo puede llevar horas. Por lo tanto, reducir el tiempo de impresión es un factor importante en el crecimiento de la tecnología.

La sostenibilidad también debería integrarse mejor en la evolución de la tecnología. La impresión 3D permite un ahorro sustancial en los materiales y puede reducir el carbono dejando obsoleto el transporte de mercancías, ya que, los objetos se pueden crear in situ.

Pero, por otro lado, hay problemas con el reciclado del polvo no usado y se requiere más investigación sobre el uso de las temperaturas tan altas en el proceso de solidificación de los materiales.

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Pieza de joyería de impresión 3D de MYBF

La impresión 3D, sin duda, pone más poder en manos de los consumidores, los cuales pueden desempeñar un papel más importante en el diseño y realización de sus productos. Pero, ¿hasta qué punto?. Hacer uno mismo sus propios objetos es cool y la impresión en 3D es una significativa innovación para el movimiento del fabricante.

Pero en la moda y el lujo esto tiene sus límites. El acto de la compra está vinculado al significado del contenido en una marca o bajo el punto de vista del diseñador. Además, mientras que imprimir una pulsera básica de resina es sencillo, es mucho más complicado crear un producto de lujo sofisticado. Pero no es imposible imaginar a las marcas ofreciendo a sus clientes la opción de hacer productos sencillos dentro de ciertos parámetros.

De hecho, la impresión 3D podría facilitar la diferenciación y personalización, enriqueciendo el diálogo mediante consumidor y diseñador y dar lugar a una gama más amplia de productos nunca antes vista.

Fuente del artículo: Business of Fashion

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