Se suma al movimiento slow una nueva tendencia y concepto de compra, el slow shopping. Nacido entre las asociaciones de comerciantes, pequeños diseñadores instalados en los centros neurálgicos de las ciudades y las ganas de fomentar un nuevo consumo, dirigido tanto al turista como al ciudadano.  Este nuevo concepto nos sugiere una alternativa a la manera que tenemos de comprar y vender, productos o servicios. Nos replantea las relaciones que se establecen entre comerciantes y clientes, nos replantea la conexión con el producto en sí y nos ofrece una experiencia durante el servicio que nos prestan las tiendas. El slow shopping quiere cambiar las dinámicas de consumo, promoviendo y ofreciendo un  conocimiento profundo del producto y restableciendo los ritmos desacelerados implícitos en la sostenibilidad.

El slow shopping parte de las mismas tiendas, las responsables de crear estas dinámicas a través de su filosofía, sus servicios y su escenografía más visual o participativa.

Este mes nos hemos entrevistado con Amadeu Barbany, propietario de una de las tiendas más antiguas del centro de Granollers, ciudad pequeña y cercana a Barcelona. La asociación de comerciantes de la ciudad ha estado luchando por un nuevo modelo de comercio desde hace ya una década. Su principal reto fue la peatonalización del centro de la ciudad, iniciativa que culminó hace ya unos años. Como nos cuenta Amadeu, una de las definiciones de la palabra comercio hace referencia al intercambio de ideas y sentimientos, a la comunicación entre personas o grupos de las mismas. A partir de este entendimiento, la asociación optó por hacer un acto de guerrilla en el centro de la ciudad. Delante de las tiendas, en las calles peatonales, se colocan cada día sillas de madera, recordando las antiguas sillas de las casa de payés, para fomentar este preciso intercambio de ideas, para incentivar la comunicación entre peatones dentro del circuito comercial.

Amadeu Barbany-1

Amadeu Barbany

Por su parte, Amadeu Barbany, apuesta incondicionalmente por un comercio tradicional y de proximidad. Barbany, nació en  1895, y desde entonces siempre ha promovido un consumo responsable y consciente. En esta era del hiper-consumismo nos parece extraño que hace más de un siglo, el comercio utilizara estos mismos valores que queremos rescatar.

Espai_Tranquil

Espai Barbany

Actualmente el 82% de la energía utilizada en la tienda es renovable. Disponen de un espacio “tranquilo”, como dicen ellos. Es un espacio de tertulia, de descanso y de lectura donde amigos y clientes pueden relajarse y disfrutar de la lentitud. También se realizan charlas y conferencias, así como cursos y talleres, además de exposiciones artísticas o desfiles de ropa ecológica, respondiendo al concepto de intercambio de ideas y de comunicación entre personas.

Fruto de la buena acogida que tuvo este espacio en pleno centro de Granollers, nació otro espacio dentro de la tienda, ESPAI 1895. Se trata de una vitrina, que representa una reproducción de la fachada de la primera tienda el año 1895. En este espacio promocionan y venden productos de proximidad y fabricados a partir de valores éticos y sostenibles.

Espai_1895

ESPAI 1895

Otra iniciativa de slow shopping en Barcelona es Slow Shop Gracia, os invito a seguirles des de su principal red social. Encontrareis propuestas de rutas y tiendas muy especiales dentro del barrio de Gràcia.

Parece que apostar por productos de proximidad, fabricados de forma respetuosa y consciente con el planeta, es una apuesta clara por parte de la comunidad de comerciantes para fomentar una nueva cultura del consumo. Más racional, más exclusiva y sobretodo de mayor proximidad.

Como consumidores tenemos también nuestra responsabilidad, en nuestras manos está la apuesta por el tipo de comercio que queremos, el valor del producto que reclamamos y el servicio que buscamos. En nuestras manos está elegir el tipo de mundo en el que queremos vivir.

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Clara Mallart es geógrafa ambiental y diseñadora de ropa, además de colaboradora de Slow Fashion Spain.

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